viernes, 23 de septiembre de 2011

DECLARACIÓN POR LA CONVIVENCIA VECINAL INTERCULTURAL


Estamos construyendo una nueva sociedad y no nos hemos percatado todavía. Está brotando en los barrios, en nuestros barrios, y está siendo diseñada desde el respeto hacia todos sus vecinos, desde la tolerancia a la diferencia, desde la convivencia vecinal. Estamos construyendo la historia, el Alicante Intercultural que definirá el futuro para el siglo XXI.

Alicante está viviendo una transformación increíble desde hace diez años. Al calor del crecimiento económico y social han llegado hasta orillas del Mediterráneo miles y miles de emigrantes procedentes de todas las partes del mundo. Personas de bien en busca de trabajo, de paz y prosperidad. Seres humanos, por lo general, con escasos recursos que han encontrado en el Benacantil un lugar donde ver crecer a sus hijos lejos de casa, de su familia, de sus amigos. Igual que nos pasó a nosotros el siglo pasado en Argentina, Uruguay, Venezuela o en Francia, Suiza y Alemania. Hoy en día volvemos nosotros a emigrar de nuevo a Alemania o Qatar en busca de trabajo. Paradojas de la vida.

Las dificultades de convivencia han sido y son evidentes. Si nos cuesta convivir con personas con quienes tenemos una cultura similar como nuestros padres, hermanos, el vecino de arriba que pone la música a todo volumen o la cotilla del primero que no pierde detalle de todo lo que pasa en la escalera… ¿qué podíamos esperar de la convivencia con personas de otras culturas, razas o religiones?

No acostumbrábamos a ver negros en Alicante; también a algunos argelinos y marroquíes, pero rumanos, colombianos, rusos o ecuatorianos eran difíciles de ver. Ahora estamos todos juntos, ahora ya no nos extraña la riqueza cultural y el mestizaje. Bien diríamos que somos fruto de nuestra historia, de civilizaciones antiguas y medievales que hoy conforman nuestra identidad. Hoy tenemos nosotros el reto de aprender a convivir, el compromiso de hacer crecer nuestros barrios codo a codo con nuestros vecinos, la responsabilidad de legar a nuestros hijos una sociedad más tolerante, justa y solidaria que la actual.

Convivir no siempre es fácil. En la convivencia surgen diferentes formas de concebir el mundo y la vida. Se hace necesario que los inmigrantes y los alicantinos nacidos aquí o de adopción sentemos todos por consenso unas normas básicas de respeto y convivencia. La convivencia requiere del esfuerzo conjunto y bidireccional que dirían los expertos. Unos, los extranjeros, deben conocer y respetar nuestros códigos y leyes para adaptarse mejor a la sociedad que les acoge; nosotros, los otros, los autóctonos, debemos conocer a nuestros nuevos vecinos, saber las razones de su llegada aquí, facilitarles su integración y respetar sus costumbres. No puede ser de otra manera, debemos respetarnos todos y aprender a convivir.

 Hay algo que a veces olvidamos y es revelador: existen realmente más cosas que nos unen que aquellas que puedan distanciarnos. Somos muy parecidos, tenemos los mismos problemas (el paro, la crisis económica, la hipoteca, hijos desempleados…), pedimos las mismas mejoras para nuestro barrio, compramos el pan en la misma panadería, compartimos el mismo supermercado, utilizamos el mismo centro social, paseamos por las mismas calles y jugamos en los mismos parques…

Los extranjeros que están aquí no se van a marchar. Han venido a quedarse, a residir con nosotros, a construir país, a vivir en paz y tranquilidad, como también a trabajar, a aportar sus conocimientos y experiencias. No olvidemos que construir la nueva sociedad está ya en marcha, que no hay vuelta atrás y que debemos centrarnos en plantear soluciones para mejorar la convivencia.

Por último, nos gustaría señalar que el barrio es de todos, de todos sus vecinos, y que juntos, unidos, seremos capaces de ser más fuertes y de trabajar en equipo para construir la convivencia que todos necesitamos. Por eso convocamos esta marcha pacífica y de convivencia, para reunirnos todos, saludarnos, hablar, aprender, bailar y disfrutar como también para conocernos; cuando seamos capaces de conocernos comprenderemos que tanto ellos como nosotros, como cualquier ser humano, lo que más desea es vivir feliz, rodeados de los seres que amamos y en concordia con nuestros vecinos. El ser humano es sencillo en el fondo, tan sencillo como autorizarnos a construir el mundo que queremos.
 
Septiembre de 2011
Asociación Cultural Dánae
www.danae.es
(Redactores del texto: Virgilio Candela y Manuel Velandia)

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